A estas horas, en un país amigo como Honduras, lo más rancio de la derecha latinoamericana continua atacando a sus propios ciudadanos y ciudadanas. El legítimo presidente constitucional continua encerrado en una embajada dentro de su propio país. Y los gorilas de Honduras parecen dispuestos a provocar un conflicto antes que a respetar la democracia.
Pero nada de eso es noticia, sólo la "famosa" canción del grupo internacional "Sonadors de son camaró" es noticia. Sólo el último hit de quizás el más famoso grupo menorquin del siglo merece nuestra atención.
Supongo que podríamos decir muchas cosas sobre las críticas recibidas por el grupo. Para empezar que la famosa frase de "puta berganta" no indica llamar puta a la infanta (además de que deberíamos obviar puta como insulto, para recordar que es más una situación social vinculada en la mayor parte de los casos a la explotación de una persona); o podríamos recordar que esta canción lleva más de quince años sonando en la isla menorquina y nadie, absolutamente nadie parecía haberse dado cuenta del contenido.
Pero creo que lo más importante del tema rehuye cualquier análisis simple. Más allá de la canción existe un problema real, o un Real Problema, para hacer disfrutar al castellano. No voy a compartir desde este blog el contenido estricto de la canción, más que nada porque es una canción de fiesta, para reír y para beber. Y nunca el insulto ni la descalificación es un mecanismo de actuación política. El problema no son las aficiones de la familia real, el problema es la existencia legal de una familia real. Incluso aunque la familia real española fuera capaz, válida, inteligente y preparada seguiría siendo una familia real.
Pero, además en este caso concreto, quien está dispuesta a vivir toda la vida a costa de la ciudadanía sin ostentar ni presentar ningún mérito para ello, salvo el ser hija de un hombre que firma sentencias de muerte en una dictadura y que es impuesto por el mayor asesino de la historia de España, debería al menos estar dispuesta a soportar las bromas populares. (Ya vimos con el secuestro de El Jueves lo lejos que nos encontramos de esa aceptación).
Porque lo grave es que si hubiera sido cualquier otro personaje público, cualquier otro, no habría habido polémica. Nadie habría gritado porque a cualquiera de las vividoras del famoseo (Núria Bermúdez, Belen Estebán, Ana Rosa Quintana...) la hubieran llamado "puta berganta". Lo triste es recordar que ninguna de esas señoras ha llegado a su posición de la mano de un dictador, que todas ellas conocen mucho más que la Infanta el significado de la palabra trabajo y que durante toda su vida SI han pagado impuestos.
¿Por qué salen tantos medios de repente en defensa de las infantas y de la monarquía? El otro día un compañero de IU de Cantabria daba en el clavo. Si todo el mundo quiere a la familia real por qué se persigue policialmente, con estrategias tan sorprendentes como el secuestro de una revista hace un par de años, en cuanto alguien cuestiona su presencia. A lo mejor no todo el mundo los quiere.
¿Quieren soluciones? Dejen hablar a la gente. Cada segundo, cada milésima que pasa más y más ciudadanos y ciudadanas optan por defender el derecho a elegir modelo de Estado. Den el salto, atrevánse a modificar uno de los graves defectos de nuestra democracia de baja calidad. Permitan un referéndum, permitan que las palabras pasen del insulto y la canción a la población y la política.
Porque estoy totalmente de acuerdo en que la Infanta Elena, como ciudadana que es ha de tener derechos. Y ha de ser respetada. La cuestión es cuando todo el resto de la ciudadanía podremos tener como ciudadanos los mismos derechos que ella.
Mientras tanto, al menos, permitirnos al menos gastar alguna broma.
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